
Bloch plantea una posible respuesta en la Introducción a su libro. Tomando en cuenta que para su época la atmósfera mental ya no era la misma. Las teorías físicas, como la cinética de los gases o la de la mecánica de Einstein, habían alterado profundamente la idea de que todo se formaba de la ciencia. Las dos terribles guerras en Europa también habían contribuido a crear un ambiente de incredulidad y desencanto hacia ideas como progreso y bienestar.
Evidentemente la respuesta por la función de la historia no se responde tan solo en la introducción; pero sí podemos hallar un esbozo de lo que más adelante, las siguientes generaciones de la Escuela de los Annales, intentarán evitar. Esto es, pretender que la historia explica si se toma de manera aislada, esto es, sin la ayuda de otras disciplinas. Para Bloch ya desde este entonces, resulta indispensable la cooperación entre los distintos conocimientos, para de esta manera ampliar la historia.
Él concluye el capítulo diciendo lo siguiente acerca del libro: "es el compendio de un artesano a quien siempre le ha gustado meditar sobre su tarea cotidiana, la libreta de un obrero que por muchos años ha manejado la toesa y el nivel, sin por ello creerse matemático"
En manera de conclusión, lo que yo rescataría de este primer capítulo de Bloch, es que el historiador, sin afán de ser un todólogo, si debe de llevar la reflexión a todos los ámbitos de la vida. Claro que lo que Bloch propone es la interacción entre distintas ciencias para hacer un panorama más amplio y una reflexión más profunda. Pero qué tal si lo que hacemos es llevar más bien la reflexión a distintos ámbitos de la vida, esto también nos permite ver un panorama más amplio.
1 comentario:
Me parece sumamente intersante tu postura y me parece que habría que empezar por nosotros mismos como historiadores, como personas, porque a veces lo más difícil es llevar estas ideas a "casa".
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