Una forma de realizar la investigación histórica, según Koselleck, es utilizando conceptos metahistóricos, estos se pueden entender como conceptos no lingüísticos que se repiten en cada acontecimiento histórico. Es decir, que al hablar de la aceleración del tiempo, en la cual se entiende que el tiempo esta en un estado constante de contingencia, en donde no existe una repetición, los conceptos metafísico se encuentran fuera de esta aceleración, ya que estos se repiten, y se pueden aplicar a cada momento histórico, y de esta forma abordar la investigación de otra manera y enfoque.
Es muy sencillo entender la razón por la cual Koselleck utiliza estos conceptos, ya que su objetivo es frenar la aceleración del tiempo, y para lograr esto, necesita encontrar algo que no se encuentre afectado por esta aceleración, algo que muestre que la historia no se encuentra en un estado de progreso en su totalidad, algo que se repite constantemente a lo largo del tiempo. Los conceptos que decide utilizar, o mas bien inventar, son el horizonte de expectativas y el espacio de experiencias. “No existe ninguna historia que no haya sido constituida mediante las experiencias y esperanzas de personas que actúan o sufren”.[1]
Estos dos conceptos son aplicables a cualquier periodo histórico, son el aspecto repetitivo de la historia, las estructuras. “Y con esto llego a mi tesis: la experiencia y la expectativa son dos categorías adecuadas para tematizar el tiempo histórico por entrecruzar el pasado y el futuro”.[2] Explicándolos de una forma más sencilla, el espacio de experiencias es el pasado en el presente, ya que aglutina nuestras experiencias pasadas, y al asumir que estas pueden llegar a repetirse, las utilizamos para poder “anticipar” lo que sucederá en una situación parecida en el futuro, a partir de un horizonte de expectativas, las cuales se pueden entender como el futuro hecho presente.
Lo que Koselleck concluye con esto, es que estos conceptos metahistoricos se repiten a lo largo de la historia, por lo que de esta forma esta tratando de desacelerar el tiempo, mostrando que si existe una repetición, que no todo es cambio.
[1] Reinhart Koselleck, “Espacio de experiencia y horizonte de expectativa. Dos categorías históricas”, en Futuro pasado: para una semántica de los tiempos históricos, Barcelona, Paidos, 1993, p. 335.
[2] Ibidem, p. 337.
martes, 16 de septiembre de 2008
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