En la introducción del texto La inestabilidad de lo real en la ciencia de la historia, se explica brevemente y de una forma sencilla lo que fue el giro historiográfico, y los cambios que propuso para la investigación histórica, “Esto es, cuando la historia, en tanto que conocimiento, se sabe también parte de la historia: la historia de la escritura de la historia”.[1]
El cambio que ocurre a diferencia de la forma en la que se abordaba la historia en el siglo XIX, es que se comprende y se asimila al trabajo del historiador la idea de que la historia se hace desde el presente, esto quiere decir que no hay un pasado ya escrito, sino que este pasado se crea en el presente del historiador “(...) pues muestra que el pasado construido por la investigación histórica no existe en sí mismo, sino por medio de un limite (o frontera) que se constituye en el presente”. [2] El historiador se da cuenta que él también es afectado por la historia, es parte de ella.
Un concepto muy importante para entender esto es el de observador, es decir, que cuando estamos describiendo la “realidad”, no estamos hablando de algo estático y estable, sino que nos estamos colocando en un punto de observación, completamente afectado por nuestro presente, y estamos construyendo un pasado, esto quiere decir, que si algún otro sujeto decide hacer esta observación desde otro punto, seguramente observaremos el mismo suceso de una manera diferente.
[1] Alfonso Mendiola, “La inestabilidad de lo real en la ciencia de la historia: ¿Argumentativa y/o narrativa?”, en Historia y Grafía, n. 24, México, UIA, 2005, p. 97.
[2] Idem.
martes, 9 de septiembre de 2008
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1 comentario:
¿Puede haber un acuerdo entre historiadores? Si sí, cómo se da, bajo qué presupuestos.
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