sábado, 13 de septiembre de 2008

El texto desde distintas perspectivas

¡Hola! Encontre este trabajo que hice para una clase de Teoría, habla del texto según distintas perspectivas, pensé que les podía ser útil, pues creo que todos aún no estamos seguros sobre la línea teórica que queremos elegir en nuestro trabajo. Ojalá les sea útil.
Intentaré exponer las distintas posturas de diferentes autores frente al texto. Veremos al texto desde la hermenéutica, la analítica lógica, Paul Ricoeur, Roland Barthes y Michel de Certeau. Comenzaremos por presentar brevemente las diferentes teorías para aproximar al lector a la comparación que se realizará posteriormente.
Hermenéutica
La hermenéutica es una teoría de la interpretación de los textos, cuya base está en enfatizar el proceso de comprensión de un texto a partir de la reconstrucción o la inmersión del texto en su contexto histórico dialógico. Para ésta teoría el texto es todo aquello que sea interpretable y por lo tanto existen diferentes niveles de comprensión. El lector se encarga de actualizar el texto cada vez que lo interpreta, no existe una interpretación verdadera porque el texto tiene tantos sentidos como lecturas posibles. El texto está limitado por su contexto, es decir, que este contexto nos limita para conocer el sentido. Por otro lado, el texto está abierto, ya que el sentido es inagotable a un cuando esté limitado por el contexto. Esto es a lo que Koselleck llamó horizonte de expectativas (texto abierto) y espacio de experiencia (texto cerrado). El texto también es representación, lenguaje y huella.
En esta teoría, texto y documento son iguales debido a que los dos son interpretables, son una unidad de sentido (se toma en cuenta el contexto). Sin embargo, el documento es considerado una parte del texto, que es pérdida debido a que es inconmensurable y no es autocontenido. Con esto queremos decir, que nunca se va a llegar al sentido en el cual el texto fue escrito, solamente se tienen puentes de acceso.
Es importante recalcar que hubo un cambio en la teoría hermenéutica en el paso del siglo XIX al siglo XX. Esto se dio debido a que el concepto de historicidad apareció. Se entiende por historicidad cuando se saca un texto de un contexto historizable para introducirlo en otro momento. Esta transformación se tradujo en un cambio en la pregunta por el sentido que se hacía en el S. XIX ¿Cuál es el verdadero sentido del texto? para ahora preguntarse por ¿Cuál es el sentido del texto?
La diferencia radica en que en el S. XIX buscaban llegar a un sentido verdadero del texto, pero en el S. XX los historiadores se percatan que nunca podremos llegar a un sentido único, debido a que no existe uno solo, sino tantos como lectores, dando lugar a que se vuelva inagotable.

Analítica lógica
Para la analítica lógica el texto es una explicación de su contexto. A diferencia de la hermenéutica, el texto está cerrado y autocontenido, es decir, que cree que tiene un sentido único al cual se llega por medio del significado literal del texto. De esta forma, la analítica lógica desecha la interpretación de los textos. Esto trae como consecuencia que considere que el texto solamente es aquél lenguaje escrito, al contrario de la hermenéutica que piensa el texto como todo lo interpretable.

Michel de Certeau
Para él, el texto es el presente en el momento en que el lector lo interpreta, es una construcción que tiene tantas vidas como observaciones.

Paul Ricoeur
Paul Ricoeur era un historiador que provenía de la tradición neohermenéutica del siglo XX, pero difería de ella en que él pensaba que el método hermenéutico tenía una forma espiral, es decir, que nunca se podrá llegar al sentido ya que hay una multiplicidad de sentidos y no se puede alcanzar ninguno de estos. De esta forma, el texto nunca se llega a comprender completamente. Sigue el mismo método hermenéutica, en el cual se da una interpretación, comprensión y reconfiguración. Esta última tiene dos vertientes, la primera es la propia del sentido, mientras que la segunda parte de la interpretación.
Para Ricoeur, el texto está muerto hasta que el observador le da vida por medio de la reconstrucción. Tiene como propósito pretender representar la realidad. Es un discurso fijado por la escritura, así como el producto de dos ocultamientos: el del escritor y el del lector. Con esto se refiere a que el escritor deja de estar presente (muere) en el texto al momento en que lo escribe, dejando atrás su ausencia. Asimismo, el texto le oculta al lector su verdadero sentido.
Para Ricoeur, el texto es una exteriorización de la memoria. En este sentido el texto funciona como una ayuda a la memoria. Así, el texto es una huella exterior. Ricoeur es el único que maneja el texto en relación a la memoria.

Roland Barthes
Para Barthes, el texto va inevitablemente unido a la muerte del autor, la cual comienza en el momento en que la escritura inicia. La figura del autor se suprime en beneficio de la escritura. Esto permite que el texto se pueda concebir más allá de los autores. Esto se debe a que parte de la postura de la lingüística que concibe a la lengua como algo independiente de los hablantes, dando lugar a que de igual manera el texto pueda prescindir de su autor. Así, lo que produce el autor lo excede. Escribir es entonces, un performativo de la realidad, es decir, que expone la realidad desde un punto de vista.
Barthes considera que no somos verdaderamente originales al escribir un texto, debido a que somos una creación de la cultura en la cual estamos inmersos. Dicho en las propias palabras de Barthes, el texto no es más que “un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura”. De esta forma, el escritor se encuentra limitado por los textos anteriores a él. Esta idea es similar a la condición de posibilidad en Michel de Certeau, que como se vio anteriormente, se refiere al contexto e institución en los cuales el autor se encuentra situado al escribir su texto.
Debido a la muerte del autor, el lector juega un papel fundamental ya que le da vida al texto. En este sentido, Barthes tiene una similitud con Ricoeur ya que ambos matan al autor, dándole al lector la facultad de revivir el texto en el momento en que éste tiene contacto con él. Sin embargo, la diferencia entre estos dos autores, radica en que para Ricoeur el autor muere, más su esencia no desparece del todo, ya que es indispensable para la contextualización del texto. En cambio, para Barthes lo que importa no es el emisor, sino el receptor.
Según Barthes, el texto nos da placer si al interpretarlo nos logra remitir a algo más. Detrás del texto se encuentra el sentido, al cual no se puede llegar debido a que la intención del autor muere con él. En este punto también coincide con Ricoeur debido a que ambos consideran que no se puede conocer la intencionalidad primaria del autor, y por lo tanto tampoco se alcanza el sentido del texto.
Tanto la muerte del autor, como la imposibilidad de alcanzar el sentido del texto intencionado por el autor, son dos conceptos similares a la pérdida irrecuperable que maneja Michel de Certeau.

Ana Rocío Hernández Santes

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